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Una economía es un sistema para coordinar las actividades productivas de muchas personas. En una economía de mercado, como es la nuestra, esta coordinación se lleva a cabo sin necesidad de un coordinador: cada individuo toma sus propias decisiones. Pero las oportunidades de cada individuo dependen mucho de las elecciones que hacen los demás. Por eso para entender cómo funciona una economía de mercado hemos de examinar esta interacción en la que mis decisiones afectan a las tuyas y viceversa.

Del mismo modo que hay cuatro principios subyacentes a las decisiones individuales, hay cinco principios en los que se basa la interacción económica:

  1. El intercambio o comercio genera ganancias.
  2. El hecho de que los individuos respondan a los incentivos hace que los mercados tiendan al equilibrio.
  3. Para alcanzar los objetivos de la sociedad, los recursos tienen que utilizarse de la manera más eficiente posible.
  4. Puesto que los objetivos generalmente aprovechas las ganancias del intercambio, los mercados tienden en general a la eficiencia.
  5. Cuando los mercados no consiguen la eficiencia, la intervención del gobierno puede mejorar el bienestar de la sociedad.

3.1. Principio 5: El intercambio genera ganancias

La clave para mejorar ampliamente el nivel de vida de todo el mundo está en el intercambio o comercio, en virtud de cual las tareas se reparten entre las personas, de manera que cada uno proporciona a los demás un bien o un servicio que necesita, y a cambio recibe de los demás otros bienes y servicios que desea.

La razón de que tengamos una economía, en vez de ser individuos autosuficientes, es que hay ganancias derivadas del comercio: mediante la división del trabajo y el intercambio, dos personas -o seis millones- obtendrán más que si intentase ser autosuficientes. Esto nos lleva al quinto principio:

“El intercambio o comercio genera ganancias”

Las ganancias del comercio surgen, sobre todo, de esa división del trabajo, a la que los economistas llaman especialización: una situación en la que cada persona se dedica a una tarea diferente.

La economía en su conjunto puede producir más cuando cada persona se especializa en una ocupación y comercia con las demás. Las ventajas de la especialización explican por qué normalmente una persona elige una sola carrera.

3.2. Principio 6: Los mercados tienden al equilibrio

Hay largas colas en las cajas del supermercado, y entonces se abre una de las cajas que estaban cerradas, ¿qué pasará?. Sabemos que las personas tienden a aprovechar las oportunidades para mejorar. De acuerdo con este principio, la gente correrá hacia la caja recién abierta con la intención de acortar su tiempo de espera. Y todo se estabilizará cuando los compradores se den cuenta de que no pueden mejorar su posición cambiándose de cola.

Una situación en la que nadie puede mejorar cambiando de conducta es lo que los economistas llaman equilibrio. Un equilibrio, por tanto, es una situación en la que ningún individuo puede estar mejor de lo que está haciendo algo diferente de lo que hace. Esta situación, nos lleva al sexto principio:

“El hecho de que los individuos respondan a los incentivos, hace que los mercados tiendan al equilibrio”.

Los mercados alcanzan el equilibrio mediante cambios de los precios, que aumentan o disminuyen hasta que desaparezcan todas las oportunidades que los individuos tienen para mejorar.

Un concepto de equilibrio es muy útil para entender las interacciones económicas, porque proporciona un atajo para eludir los detalles, a veces complejos, de esas interacciones.

El hecho de que los mercados tiendan al equilibrio es la razón por la que podemos confiar en que van a funcionar de forma predecible. Los mercados garantizan que los habitantes de las ciudades siempre tengan víveres disponibles. Y volviendo al quinto principio, eso es lo que permite que los habitantes de las ciudades vivan en las ciudades, especializándose en empleos urbanos, en lugar de vivir en granjas y producir sus propios alimentos.

Una economía de mercado, también permite a la gente obtener ganancias del intercambio

3.3. Principio 7: Para alcanzar los objetivos de la sociedad hay que utilizar los recursos eficientemente

Los economistas dicen que los recursos de una economía están utilizándose eficientemente cuando se están usando de tal forma que se han agotado todas las oportunidades que existen para mejorar cualquier individuo. O dicho de otra forma, una economía es eficiente cuando se aprovechan todas las posibilidades de hacer que alguien mejore sin que nadie empeore.

Cuando una economía es eficiente, está generando las máximas ganancias posibles del comercio, dados los recursos disponibles. ¿Por qué? Porque no existe ninguna forma de reasignar los recursos de modo que todo el mundo mejore. Si una economía es eficiente, la única forma de reasignar los recursos para que una persona esté mejor, es haciendo que otra este peor.

Ya podemos enunciar el séptimo principio:

“Para alcanzar los objetivos de la sociedad, los recursos tienen que utilizarse de la manera más eficiente”.

¿Deberían los gestores de la política económica esforzarse siempre por alcanzar la eficiencia económica? Bueno, no siempre, porque la eficiencia no es un medio para alcanzar los objetivos de una sociedad. Algunas veces, en la mayoría de las sociedades, la eficiencia entra en conflicto con un objetivo que la sociedad considera que merece la pena conseguir. Por ejemplo, en la mayoría de las sociedades, la gente también se preocupa por cuestiones de justicia o equidad. Y en general existe un trade-off entre equidad y eficiencia: las políticas que persiguen la equidad a menudo tienen el coste de que disminuyen la eficiencia, y viceversa.

Para verlo, pensemos en el caso de las plazas reservadas para personas discapacitadas en los aparcamientos públicos. Muchas personas tienen dificultades para caminar, y reservan plazas de aparcamiento próxima a la salida. No es difícil darse cuenta, sin embargo que esto implica cierta ineficiencia. Como consecuencia hay plaza de aparcamiento siempre vacías. Así pues, a no ser que se contrate a personas que asignen las plazas, hay un conflicto de equidad, hacer la vida más justa para los discapacitados, y la eficiencia, asegurarse de que se están aprovechando todas las posibilidades de mejorar a alguien, no permitiendo que ninguna plaza cercana a la salida quede sin utilizar.

Lo que es importante para los economistas, es sin embargo, tratar siempre de que los recursos de la economía se utilicen de la manera más eficaz posible para conseguir los objetivos de la sociedad, cualesquiera que sean esos objetivos.

3.4. Principio 8: Los mercados generalmente tienden a la eficiencia

El Gobierno no necesita imponer la eficiencia, porque la mayoría de veces lo hace la mano invisible.

Los incentivos existentes en una economía de mercado son suficientes para garantizar que los recursos se destinen a sus usos adecuados y para que no se desaprovechen las oportunidades de mejorar que tienen las personas.

La razón por la que los mercados tienen esa capacidad de hacer que los recursos se usen adecuadamente es que en una economía de mercado, en la que los individuos son libres para elegir lo que consumen y lo que producen, suelen aprovecharse las ocasiones para mejorar. Y esto es lo que caracteriza la eficiencia: que se aprovechan todas las oportunidades de hacer que alguien mejore sin hacer que nadie empeore. Esto da lugar al octavo principio:

“Puesto de los individuos generalmente aprovechan las ganancias del intercambio, los mercados tienden en general a la eficiencia”.

Hay excepciones a éste principio de que los mercados son, en general, eficientes. Cuando hay fallos del mercado, la búsqueda del propio interés que tiene lugar en los mercados hace que la sociedad esté peor, es decir, el resultado del mercado ineficiente.

3.5. Principio 9: Cuando los mercados no consiguen la eficiencia, la intervención del gobierno puede mejorar el bienestar de la sociedad

Ante una congestión del tráfico, existen varios remedios posibles, por ejemplo, peajes, subvencionar el transporte público. Todas estas medidas actúan a través del cambio de incentivos de los conductores potenciales motivándoles para que usen menos el coche y para que usen más el transporte alternativo. Pero también tienen una característica común: en todas ellas es necesaria una intervención del gobierno sobre los mercados. Esto lleva al noveno principio:

“Cuando los mercados no consiguen la eficiencia, la intervención del gobierno puede mejorar el bienestar de la sociedad”.

Es decir, cuando los mercados funcionan mal, una política bien diseñada puede, en ocasiones, cambiar la utilización de los recursos por la sociedad, de modo que ésta se acerque más a la eficiencia.

Una rama muy importante dela economía se ocupa del estudio de las razones por las que fallan los mercados y de las políticas que deberían aplicarse par mejorar el bienestar social. Tres principales formas en las que fallan los mercados y las políticas:

  1. Las acciones individuales tienen efectos secundarios que el mercado no tiene en cuanta adecuadamente. Un ejemplo es cualquier acción que produzca contaminación.
  2. Una de las partes evita que se produzca intercambios mutuamente beneficiosos al intentar apropiarse para sí mismo, de una proporción mayor de los recursos. Un ejemplo es una empresa farmacéutica que fija el precio de un medicamento más alto que el coste de producirlo, haciendo que algunas de las personas que se beneficiarían de ese medicamento, no puedan comprarlo.
  3. Algunos bienes, por su propia naturaleza, no pueden ser asignados eficientemente por el mercado. Un ejemplo de uno de estos bienes es el control del tráfico aéreo.

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