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Toda cuestión económica implica, en el nivel más básico, decisiones de elección individual: decisiones de un individuo sobre qué hacer y qué no hacer. De hecho, se podría decir que, si no hay necesidad de elegir, tampoco hay economía.

La economía de la elección individual se basa en 4 principios:

  1. Los individuos tienen que hacer elecciones porque los recursos son escasos
  2. El coste de oportunidad de algo -aquello a lo que hemos de renunciar para conseguirlo- es su verdadero coste.
  3. Las decisiones sobre "cuánto" son decisiones que requieren elegir entre disyuntivas en el margen, comparando los costes y las ganancias de hacer un poco más de una actividad en lugar de hacer un poco más de otra.
  4. La gente generalmente responde a los incentivos, aprovechando las oportunidades para mejorar.

2.1. Principio 1: hay que hacer elecciones porque los recursos son escasos

Tener ingresos limitados no es lo único que impide a la gente tener aquello que quiere. El tiempo también está limitado: los días solo tienen 24h. En efecto, mucha gente está tan limitada por el número de horas del día que está dispuesta a intercambiar dinero por tiempo. Por ejemplo, las pequeñas tiendas del barrio tienen precios más altos que los supermercados, pero prestan un servicio importante a aquellos consumidores que disponen de poco tiempo, para los cuales pagar más es mejor que ir hasta el supermercado, que está más lejos.

Esto nos lleva al primer principio de la elección individual:

“Los individuos tiene que hacer elecciones porque los recursos son escasos”.

Un recurso es cualquier cosa que se puede usar para producir otra cosa. Las listas de recursos económicos normalmente empiezan con la tierra, el trabajo (tiempo de los trabajadores), el capital (maquinaria, edificios y otros activos productivos creados por el hombre), el capital humano (conocimientos y habilidades de los trabajadores). Un recurso es escaso cuando no hay suficiente cantidad para satisfacer todas las maneras en que la sociedad desea usarlo.

Lo mismo que los individuos tienen que hacer elecciones, la escasez de recursos implica que la sociedad en su conjunto también tiene que elegir. Una manera de hacerlo es dejar que las elecciones colectivas surjan como resultado de muchas elecciones individuales (es lo que pasa en las economías de mercado).

Sin embargo, hay algunas elecciones que una sociedad puede decidir que es mejor que no dependan de las elecciones individuales. Por ejemplo, que en una zona que hasta ahora era agrícola, pero que ahora se esta urbanizando. La comunidad sería un lugar más agradable para vivir. Pero ningún individuo tiene incentivos para seguir cultivando su terreno en lugar de vendérselo a un promotor inmobiliario. En general, las decisiones sobre cómo usar los recursos escasos se dejan en manos de los individuos, pero otras veces se tienen que tomar a un nivel más alto, a un nivel comunitario.

2.2. Principio 2: el verdadero coste de algo es su coste de oportunidad

Los economistas llaman coste de oportunidad a aquello que has de renunciar para obtener lo que quieres. Esto nos conduce al segundo principio de la elección individual:

“El coste de oportunidad de algo, aquello a lo que tenemos que renunciar para obtenerlo, es un verdadero coste”.

El concepto es crucial para entender la elección individual, porque, en última instancia, todos los costes son costes de oportunidad. Cada elección que hacemos implica dejar de lado todas las opciones alternativas.

Se podía pensar que este coste de oportunidad es algo añadido, es decir, que es adicional al coste monetario de un bien.

Algunas veces, el dinero que hay que pagar por algo es un buen indicador de su coste de oportunidad. Pero otras no. Un ejemplo es el coste de ir a la universidad. La matrícula y el alojamiento son los principales gastos para la mayoría de estudiantes; pero aunque fueran gratuitos, ir a la universidad sería una decisión costosa ya que muchos universitarios, si hubieran decidido no ir, tendrían un empleo remunerado.

Evidentemente, el coste de oportunidad de seguir estudiando es especialmente alto para aquellas personas que habrían obtenido salarios muy altos si hubieran trabajado durante sus años universitarios. Por eso los deportistas de alto nivel suelen abandonar los estudios.

2.3. Principio 3: "Cuánto" es una decisión en el margen

Algunas de las decisiones se plantean en términos de "esto o lo otro", decidimos si vamos a la universidad o empezamos a trabajar, si estudiamos Economía o cualquier otra cosa. Pero también hay decisiones importantes que implican decisiones en términos de "cuánto". Cuando se trata de analizar decisiones del tipo "cuánto", la Economía ofrece una idea muy interesante: el "cuánto" es una decisión en el margen.

Imaginemos que estás estudiando Economía y Química, dedicar más tiempo a estudiar Economía implica un beneficio (nota más alta) y un coste (nota baja en Química). Es decir, la decisión implica un intercambio o trade-off: una comparación entre los costes y los beneficios de las diferentes opciones.

Este tipo de decisiones, hacer o no hacer un poco más o un poco menos de una actividad, que hacer durante la próxima hora, y cosas así por el estilo, son decisiones marginales. Esto nos lleva al tercero de nuestros principios de la elección individual:

“Las decisiones sobre “cuánto” implican analizar disyuntivas en el margen: comparar los costes y las ganancias de hacer un poquito más o un poquito menos de una actividad determinada”.

El estudio de este tipo de decisiones se denomina análisis marginal. Muchas de la preguntas a las que nos enfrentamos en Economía, y en la vida real, implican un análisis marginal. El análisis marginal desempeña un papel central en la Economía, porque es la clave para decidir “cuánto” se hace de cualquier actividad.

2.4. Principio 4: la gente generalmente responde a los incentivos, aprovechando las oportunidades para mejorar

Cuando a las personas se les ofrece la oportunidad para mejorar, normalmente la aprovechan. La gente responde a un incentivo, una oportunidad de mejorar. Podemos enunciar ya nuestro principio de la elección individual:

“La gente generalmente responde a los incentivos aprovechando las oportunidades de mejorar”.

Cuando intentamos predecir cómo se comportarán las personas ante una determinada situación, es razonable pensar que responderán a los incentivos, es decir, que aprovecharán esas oportunidades para mejorar. Los individuos aprovechan las oportunidades hasta que se agotan totalmente.

La idea de que la gente aprovechará las oportunidades para estar mejor es la base de todas las predicciones que los economistas hacen sobre la conducta individual.

Cuando los cambios en las oportunidades disponibles implican recompensas para quienes modifican su conducta, decimos que estamos ante un nuevo esquema de incentivos.

Los economistas suelen ser escépticos ante cualquier intento de modificar la conducta de las personas sin modificar sus incentivos. Por ejemplo, un plan para reducir las emisiones contaminantes de forma voluntaria será poco eficaz, en cambio, funcionará mejor un plan que incluya incentivos para quienes las reduzcan.

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