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En el año 108 Cayo Mario, procedente de una familia de equites (caballeros), protegido por Cecilio Metello, consiguió ser elegido para el Consulado. Cuando todavía era joven, Mario sirve en el ejército, bajo el mando de Escipión Emiliano, en el asedio de Numancia donde se distinguió por su valor como combatiente. En el año 119 a.C. fue elegido Tribuno de la plebe. En su propósito de adscribirse a la corriente de los populares impulsó una Ley sobre las votaciones que limitaba a los senadores la posibilidad de coaccionar a los electores. En el 115 a.C. absuelto de soborno, fue elegido Pretor en Hispania donde sirvió también como propretor. Contrajo matrimonio con la patricia Julia Maior, tía de César. Se encargó de la guerra contra Yugurta al servicio de Metelo Numidico. Se destacó entre los soldados y se hizo famoso por lo que fue elegido cónsul y encargado de dirigir la guerra numídica contra Yugurta.

Su reforma más importante fue la admisión en el reclutamiento de voluntarios que, sin prescindir de los tradicionales adsidui (capacitados como militares) incluye también a los proletarios. La legión fue ampliada hasta 6.000 hombres y consiguió importantes victorias.

Un partidario de Mario, el tribuno de la plebe L. Apuleio Saturnino propuso a los Comicios la concesión de los territorios conquistados a los veteranos supervivientes de Mario. El Senado se opuso junto a los populares que no querían ser excluídos del reparto. Saturnino fue asesinado y Mario tuvo que huir a Asia.

El año 91 a.C. Marco Livio Druso fue elegido Tribuno y se mostró como imparable defensor de las reformas "gracanas". Trató de dar vigencia al reformismo agrario y promover una nueva Ley frumentaria para establecer los repartos de trigo. La medida que despertó la mayor oposición senatorial fue su propuesta de cesión de la ciudadanía a los itálicos. De nuevo surgieron protestas y Druso fue asesinado.

Por su parte, Lucio Cornelio Sila alcanza gran prestigio en la guerra social. Además de cónsul, fue encargado de las luchas contra Mitridates, rey del Ponto, que gobernaba sobre muchos pueblos de Asia y todas las ciudades de Grecia. Mario reaccionó y valiéndose de la ayuda del Tribuno Sulpicio Rufo fomentó la oposición de los populares contra Sila e hizo revocar el mando de Sila. Este reaccionó reclutando legiones y marchó sobre Roma, atravesando el rio Rubicón, que señalaba el límite del Imperium militiae, o mando militar, vulnerando por primera vez las Leyes republicanas sobre el imperium domi, o mando civil. Esta violación es también ejecutada, años más tarde, por Pompeyo y César. La resistencia militar de Roma obliga a Mario a huir a África. Sila devolvió el poder civil al Senado y continuó las luchas contra Mitridates recuperando las ciudades griegas y siguiéndolo en Asia. Aprovechando la ausencia de Sila, Mario volvió a Roma y junto a L. Cornelio Cinna realizó numerosas venganzas, pero murió en el año 86 a.C.

Sila pactó la paz con Mitridates y regresó a Roma con el propósito de devolver el mando a la nobleza senatorial. Por su iniciativa se aprueba la Lex Valeria de Silla dictatore que le confirió el supremo poder como dictator legibus scribundis et reipublicae constituendae por tres años, desde el 79 a 81 a.C. lo cual era una manifiesta conculcación de la legalidad republicana ya que la dictadura como magistratura extraordinaria no podía tener una duración superior a seis meses. Contra los populares realizó prolongadas persecuciones políticas con listas de proscripciones que llevaban al embargo del patrimonio de los proscritos que fue vendido a bajo precio y su precio fue distribuido a favor de 100.000 veteranos, que se consideraron beneficiarios de las reformas "gracanas".

Se votaron numerosas leyes con la finalidad de otorgar el predominio político a la nobilitas y a los optimates. Así, el aumento del número de senadores de 300 a 600; la limitación del poder de los equites, a los que se excluía de los tribunales criminales y de los Tribunos a los que se prohibía continuar el cursus honorum; y la aprobación de distintas leyes en materia criminal que perseguían los altercados y violaciones del orden público. Antes de retirarse a la vida privada aceptó, junto a Quinto Cecilio Metelo, ser elegido cónsul, un año antes de su muerte, acaecida el 79 a.C. Las sangrientas medidas adoptadas durante su mandato agravan la situación de gravísima crisis de la legalidad republicana.

En las provincias, los populares prosiguieron la lucha contra Sila y los partidarios de la nobleza senatorial, destacando en las luchas y sublevaciones Sertorio. También en Roma, los proscritos con sus hijos y familiares se oponían a las medidas y al legado político del dictador. Se elige a Marco Emilio Lépido Cónsul en el año 78, que apoya las reivindicaciones populares. Propuso una nueva Ley frumentaria para que los habitantes pobres de Roma reciban repartos de grano a cargo del Estado y calma a los Tribunos que exigían recuperar sus poderes de veto y de intervención pública. Sus tendencias de apoyo popular, junto con su matrimonio con Apuleya, hija de Apuleyo Saturnino, amigo y aliado de Mario le hicieron reivindicar las propuestas de éste.

Sertorio gobernaba en Hispania y venció a todos los delegados que Sila enviaba. Ensayaba una táctica de guerrillas con su movilidad y presencia en las provincias Citerior y Ulterior. Roma decidió enviar a dos prestigiosos militares: Quinto Cecilio Metelo y Gneo Pompeyo. Consiguió vencer a los dos y el prestigio hizo que muchos populares liderados por Marco Perpenna Veiento se incorporaran a su ejército, sobre todo después de la muerte de Lépido. Ello contribuye a que la oposición de Sertorio a los optimates fuera más eficaz. Instituyó en Osca (Huesca) un Senado propio que entró en contacto con los enemigos de Roma como Mitridates rey del Ponto. Los generales Metelo y Pompeyo con sus tropas unidas consiguieron derrotarle en el año 74 a.C. Los propios jefes sertorianos dirigidos por Perpenna decidieron terminar con Sertorio, y en un banquete lo asesinaron. Eligieron a Marco Perpenna para sucederle pero al no contar con cualidades militares fue derrotado por Pompeyo que acaba con la revolución sertoriana.

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