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2.1. Reflexiones generales

La democracia es hoy un concepto que puede ser considerado indiscutido.

Winston Churchill dijo: "el menos malo de todos los sistemas posibles". Podemos afirmar que la democracia resulta el mejor de los sistemas, siempre y cuando en su funcionamiento se den las premisas y condiciones necesarias para lograr y garantizar a través de la actividad política la persecución y consecución del bien común y del interés general.

Democracia es la manifestación del poder popular. La expresión "pueblo" no define una categoría precisa y delimitada sino que posee un abanico plural omnicomprensivo en el que casi podríamos decir que cabe todo.

La democracia es un sistema que surge desde la convicción de que el conjunto del pueblo es capaz de decidir las soluciones a fin de resolver esos problemas.

El resultado real del sistema democrático es una cuestión casuística y variable, ya que los resultados son muy diversos en una y otra comunidad política y no sólo en una y otra etapa histórica.

Puede afirmarse que la invención de la democracia en Atenas constituye no sólo su nacimiento, sino también su primer ensayo. En él aparecen la mayor parte de los problemas y se postulan muchas de las soluciones que se plantean, encuentran y experimentan en las democracias contemporáneas.

2.2. Riesgos perennes del modelo democrático

Uno de los mayores riesgos de la democracia es el de la demagogia, a través de la utilización de modos formalmente democráticos que responden realmente al servicio de los intereses de un grupo o una persona.

Otro de los graves problemas son los casos de corrupción. Ello se dio también en Atenas y llevó a importantes crisis del modelo democrático. A ello se une que los rivales de las distintas facciones o partidos se cruzaban acusaciones de soborno.

Así se comporta, por ejemplo, Aristófanes contra Cleón, jefe del partido popular tras la muerte de Pericles. Las acusaciones personales siguen estando en algo presentes en los tiempos actuales.

2.3. Algunas concordancias y divergencias

Primero, la democracia contemporánea difiere de la ateniense sobre todo en el principio de la representatividad por el que el pueblo ejerce la soberanía que ostenta a través de sus representantes.

Segundo, la actual decadencia del poder del Parlamento, como órgano constitucional a favor del poder cada vez más creciente de los partidos políticos que restringen su libertad de actuación a los que se convierten en parlamentarios.

Tercero, el modelo ateniense, que encarna el ideal ciudadano de libertad sucumbe por la guerra exterior y como consecuencia de su derrota militar. Por el contrario, en el siglo XX la democracia se salva de su crisis y de sus fracasos, por la victoria militar de las potencias que constituían los Aliados, en la Segunda Guerra Mundial .

Cuarto, tanto en Atenas como en la Roma republicana casi nada limita los acuerdos que puedan adoptarse democráticamente como consecuencia del poder legislativo que se les reconocía a las Asambleas Populares. Esto significa que la facultad de legislar es prácticamente absoluta.

Por el contrario, en la actualidad la función legislativa del Parlamento está sometida al conjunto del orden constitucional lo cual es una expresión manifiesta del imperio de la Ley y del establecimiento del Estado de Derecho. Para atenienses y romanos la Ley se debe cumplir porque es la manifestación de una voluntad ciudadana expresada directa y libremente en la Asamblea popular.

Por último para el mundo griego, la organización de la polis es de orden natural, siendo una yuxtaposición de grupos humanos más reducidos tales como la familia y la aldea. Así se expresa Aristóteles en su tratado "De Política".

Son éstos sus pilares necesarios para poder transformarse más tarde en una ciudad-estado.

2.4. Apuntes sobre Atenas, cuna de la democracia

A) Orígenes

Nos debemos situar en la península helénica, así denominada por derivar de Hélade que se conforma como punto de encuentro de las antiguas civilizaciones que nacen y se desarrollan en el Medio Oriente: la caldea, la asiría, la babilónica, la egipcia, la persa y la hebrea, etc…

Será esta civilización y cultura helénica la que proporcione una parte importante de los mimbres con los que se ha conformado la cultura occidental.

El fracaso de la Hélade es no haber conseguido una unión entre todas sus polis, pues, como se puede comprobar durante siglos, cada comunidad política como ciudad-estado, tenía su propio y pequeño territorio.

Dentro de esta prodigiosa civilización helénica debemos detenernos en Atenas.

La primera forma política de la que existe cierta constancia en el siglo VII a.C. sería la monárquica. Es decir, se correspondería a la forma de gobierno más generalizada en comunidades políticas anteriores o contemporáneas.

Los Monarcas serían miembros de la clase aristocrática y también de la clase más poderosa económicamente. Son conocidos como los Eupátridas que tiene el significado de los "bien-nacidos". Su poder si bien era absoluto se asesoraba por un Consejo, que se reunía en el Areópago.

En un momento más evolucionado del siglo VII a.C. parece que podríamos reconocer un gobierno aristocrático.

En el plano económico-social Atenas, sufre una importante crisis agraria que implica graves conflictos civiles a los que pretendió poner remedio un célebre político llamado Dracón, que promulga distintas Leyes en el año 621 a.C. que no logran pacificar la crispación social ni terminar con el conflicto agrícola.

En los primeros años del siglo VI a.C. a un personaje de trascendental importancia en la vida ateniense es Solón. Hay que reconocerle su trascendental faceta de legislador constituyente, pues en el 594 a.C. gracias a su labor puede registrarse quizás la primera Constitución política en la Historia.

Las Leyes de Solón otorgan un poder hasta entonces nunca conocido a determinadas "clases" de ciudadanos a los que les confiere un poder importante de participación.

Suele referirse este modelo como timocracia. Aquellos que poseían un mayor patrimonio económico, agrupados en una Asamblea, elegían a los magistrados que adoptaban las decisiones más importantes para la vida ciudadana.

Así, la división del régimen de Solón distinguía a los ciudadanos en "clases", por razones de renta; deroga además distintas Leyes inicuas que provocaban injusticias sociales.

Este sistema político termina con Pisístrato que, a mediados del siglo VI a.C. toma el poder mediante la fuerza.

La tiranía será en el pensamiento de Aristóteles, aquel sistema de gobierno en el que una persona concentra todo el poder.

El gobierno de Pisístrato goza de una enorme aceptación popular y suscita un periodo de gran prosperidad económica y cultural. Muere en el año 527 a.C. sucediéndole sus dos hijos, Hipias e Hiparco. En el 514 a.C. es asesinado Hiparco, lo que provoca que se concentre todo el poder absoluto en Hipias que instaura una dictadura muy impopular hasta que pocos años más tarde en el 510 a.C., es depuesto.

Afirmará Platón que cuando se produce un abuso en un determinado sistema de gobierno, se produzca como reacción, el advenimiento del contrario.

B) El primer experimento democrático

En un momento determinado el ciudadano ateniense, pretende asumir un efectivo protagonismo en la organización cívica. Así, se alcanza esta situación, a fines del siglo VI a.C, tiempo en el que los atenienses aprueban, como verdaderos ciudadanos libres, una Constitución mixta.

Se consolidará durante todo el siglo V a.C. La realidad antropológica y cultural de la península helénica, sobre todo, de la sociedad ateniense propició de forma admirable el surgimiento y el posterior desarrollo de este sistema democrático, que debemos subrayar que fue fruto más de un prodigioso acuerdo social entre los ciudadanos que de una auténtica revolución o golpe cruento contra el poder constituido.

Y todo ello se debe en gran parte a un político muy popular llamado Clístenes que será quien, en el año 508 a.C, alcanzará para Atenas el primer ensayo real de la democracia en la Historia.

El nuevo sistema se basa en un principio denominado isonomía.

La reforma de Clístenes distribuye a los ciudadanos en diez tribus. Cada tribu se subdivide, a su vez, en tres tritios y cada una de éstas se divide en demos. La división en diez tribus determinaba la participación política. La principal novedad de esta reforma será la creación de la Ekklesía, que convocaba a los ciudadanos atenienses a participar en la vida de la polis.

Dicha reforma modifica un importante órgano político colegiado llamado Boulé. A partir de Clístenes queda constituido por 500 miembros, renovados cada año. Cada una de las diez tribus designaba a 50 ciudadanos, llamados buleutas, que se elegían por sorteo entre una lista constituida por voluntarios que se ofrecían en demos para formar parte de la Boulé.

Para que no hubiera tentaciones de romper la unidad política de Atenas los miembros de una misma tribu pertenecían y vivían en distintas regiones del territorio ateniense. La democracia nace en Atenas como un modelo político que busca la unidad ya que Clístenes, evita a toda costa la fragmentación del Ática.

La democracia impone un importante desembolso económico a la sociedad que decide gobernarse a si misma. La Monarquía solía resultar menos gravosas para el ciudadano corriente. El Monarca solía tener una fortuna heredada por lo que era frecuente que con cargo a su patrimonio realizasen obras y levantasen edificios públicos para disfrute del pueblo.

La principal arma política en la Atenas democrática era la palabra. Se hacía necesaria para cualquier político la brillante utilización de la oratoria y de la retórica.

La isonomía ateniense es el principio en el que se basa la organización de su Asamblea de ciudadanos que reúne a todos los atenienses que tienen derecho de participación en los asuntos públicos de la polis.

Este poder popular, como es obvio suponer, no siempre funcionó correctamente la Asamblea se dejaba llevar en sus deliberaciones y acuerdos por políticos demagógicos. Esto provoca que un célebre dramaturgo ateniense, Aristófanes, exclame con ironía: "¡Cómo brama la Asamblea!", para expresar cómo el pueblo reunido en Asamblea no decidía juiciosamente sino que se limitaba a gritar y resolver de forma vehemente, insensata y absurda.

En Atenas la democracia solo era para los atenienses. No reconoce derecho alguno a los extranjeros, denominados metecos y a los que se les cobra un canon por vivir en la ciudad.

Como consecuencia de un viejo principio consagrado en el Derecho ático, primitivamente, sólo los extranjeros pagarían impuestos.

A la Ekklessía son convocados y en ella participan en condiciones de igualdad. Ello supone obviamente una democracia censitaria, aquella en la que se restringe la participación ciudadana sólo a quienes están inscritos en un censo y cuentan con una determinada renta.

En tiempos de Pericles se establecerán disposiciones todavía más rigurosas. Sólo adquieren por nacimiento la condición de atenienses aquellos que fueran procreados en legítimo matrimonio por dos personas que tuviesen, a su vez, la condición de atenienses. Se trataba, pues, de un atribución de la ciudadanía por derecho de sangre, lo que en Roma se denominará ius sanguinis.

C) La Atenas de Pericles

Esta etapa de Atenas comprende la segunda mitad del siglo V a.C.

Algunas de las más preclaras ideas que sintetizan su pensamiento son: la Ley ha de cumplirse inexorablemente; la libertad individual debe ser siempre conciliable con el respeto a la Ley; el efectivo trabajo personal de cada ciudadano debe poder conciliarse con la posibilidad de participar activamente en la vida pública; el pueblo y no sólo los aristócratas debe intervenir en la política; debe respetarse el ámbito privado de libertad del ciudadano siempre que respete la Ley; debe promoverse el arte que exprese la belleza con un moderado gasto, la ciudad debe cuidar y dignificar a sus filósofos, escultores, arquitectos, poetas, músicos, literatos y todo género de artistas.

Pericles fomenta de forma notable las artes y las letras. Emplea gran parte de los fondos de Atenas en embellecer la ciudad y realizar importantes obras públicas.

En el año 449 a.C. Pericles hace la paz con el Imperio persa y comienza una era de gran prosperidad económica en la que realizan importantes construcciones públicas, civiles y religiosas.

La vida ciudadana es rica en prosperidad material y muy enriquecedora en cultivo intelectual y cultural. Atenas es además una gran potencia militar.

El desastre del régimen político de Pericles va a venir ocasionado por su decisión de declarar; la guerra contra Esparta. Atenas se apodera de la isla de Milos sin que pueda justificarlo frente a las demás polis.

Pericles se rinde en el año 403. El destino del régimen democrático había quedado condicionado al resultado de la guerra por lo que en cuanto Atenas pierde la contienda comienza su declive. El pueblo queda defraudado de la democracia, lo que aprovecharán algunos para tomar el poder.

D) El ocaso de la democracia ateniense

Se alza con el poder un grupo oligárquico denominado los Treinta Tiranos de Atenas.

Sócrates simboliza el relanzamiento de la democracia pero es condenado a pena de muerte injustamente y acepta la condena como prueba de respeto del orden legal.

Entiende que el ateniense no debe pensar qué es lo que Atenas puede darle, sino lo que él puede aportar a la grandeza de su ciudad. Idea que en nuestro mundo contemporáneo defenderá John F. Kennedy. Los grandes pensadores dejan de escribir de política y huyen de la ciudad.

A mediados del siglo IV a.C. Demóstenes mantiene, en parte, el sistema democrático, si bien su vigencia es muy efímera. Esta segunda etapa democrática ateniense termina con la victoria de las tropas de Filipo de Macedonia sobre el ejército de Atenas.

Aparecen escuelas filosóficas que restringen su reflexión sobre la vida privada de los individuos. Florecen, por el contrario, con Filipo y con su hijo Alejandro los cómicos, dramaturgos y poetas. Atenas volverá a ser una ciudad muy culta, si bien se instauran los esquemas de la vieja Monarquía con poderes absolutos.

No obstante, la semilla democrática ateniense surgirá y brotará una y otra vez en la Historia con mejor o peor fortuna.

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