Se llama shock de demanda a cualquier acontecimiento que desplace la curva de demanda agregada: un cambio de las expectativas o de la riqueza, el efecto de la magnitud del stock existente de capital físico, o la utilización de las políticas fiscales y monetarias.
La Gran Depresión fue causada por un shock de demanda negativo, el hundimiento de la riqueza y de la confianza de los empresarios y los consumidores que siguió al crack bursátil de 1929 y a la crisis bancaria de 1930-1931.
De otra parte, se llama shock de oferta a cualquier acontecimiento que desplace la curva de oferta agregada a corto plazo: una variación de los precios de las materias primas, de los salarios nominales o de la productividad.
Un shock de oferta negativo eleva los costes de producción y reduce la cantidad que los productores están dispuestos a ofrecer a cada nivel agregado de precios, provocando un desplazamiento hacia la izquierda de la curva de oferta agregada a corto plazo.
Los rasgos distintivos de los shock de oferta, tanto de los negativos como de los positivos, es que, a diferencia de los shock de demanda, los de oferta hacen que el nivel agregado de precios y la producción agregada varíen en sentidos opuestos.
Otra diferencia más entre el shock de oferta y el shock de demanda es que las políticas fiscales y monetarias permiten al gobierno la capacidad de provocar el tipo de shocks que quieren, pero para el gobierno es mucho más difícil mover la curva SRAS (curva de oferta agregada a corto plazo).