La contaminación es algo malo. Sin embargo la mayoría de la contaminación es secundario de actividades que nos proporcionan cosas buenas.
1.1. Costes y beneficios de la contaminación
El coste marginal social de la contaminación es el coste adicional impuesto a la sociedad en conjunto por una unidad adicional de contaminación.
El beneficio o ganancia marginal social de la contaminación, la ganancia adicional que obtienen la sociedad por una unidad adicional de contaminación, puede parecer un concepto confuso. Evitar la contaminación exige utilizar recursos escasos que podrían haberse utilizado para producir otros bienes y servicios.
La cantidad de contaminación socialmente óptima es la cantidad de contaminación que la sociedad elegiría si se tuvieran en cuenta todos los costes y los beneficios.
La curva creciente de coste marginal social, CMgS, muestra cómo el coste marginal impuesto a la sociedad por una tonelada adicional de contaminación varía con la cantidad de emisiones. La curva de beneficio marginal social, BMgS, es decreciente porque es progresivamente más difícil y, por tanto, más caro, conseguir reducciones adicionales de contaminación a medida que la cantidad total de contaminación disminuye, hay que utilizar tecnologías cada vez más caras.
1.2. La contaminación: un coste externo
La contaminación genera beneficios y costes para la sociedad. Pero en una economía de mercado sin intervención del gobierno, los que se benefician de la contaminación, son los que deciden cuánta contaminación hay. No tienen incentivos para tener en cuenta los costes de la contaminación que imponen otros. Por tanto, los beneficios de la contaminación revierten directamente a los que contaminan.
En cambio, los costes de la contaminación recaen sobre un conjunto que no tiene nada que ver con la decisión de cuánta contaminación hay: por ejemplo, los pescadores de los lagos del nordeste no pueden controlar las decisiones de las centrales eléctricas.
La cantidad de contaminación en una economía de mercado sin intervención del gobierno será mayor que la cantidad que es socialmente óptima.
La razón es que, si no hay intervención del gobierno, los que obtienen los beneficios de la contaminación, no tienen que compensar a los que soportan sus costes. Por tanto, el coste marginal d la contaminación para cualquier contaminador es cero: los contaminadores no tienen ningún incentivo para reducir la cantidad de emisiones.
Los costes medioambientales de la contaminación son el ejemplo más conocido y el más importante de costes externos, un coste no compensado que un individuo o una empresa impone a otros. Otro importante y desde luego muy habitual, coste externo es el de la congestión del tráfico, un individuo que elige desplazarse en su coche durante las horas punta, incrementa los atascos de tráfico, por lo que aumenta el tiempo de viaje del resto de conductores.
Beneficios externos, son beneficios que algunos individuos o empresas generan a otro sin recibir compensación. Los costes y los beneficios externos reciben la denominación genérica de externalidades, denominándose externalidades negativas los costes externos, y externalidades positivas, los beneficios externos.
1.3. La ineficiencia del exceso de contaminación
Si no hay intervención pública, la cantidad de contaminación será ineficiente: los contaminadores contaminarán hasta el punto en que el beneficio marginal social de la contaminación sea cero. Reducir la contaminación en una tonelada genera una ganancia neta del excedente total aproximadamente 300$ - 100$ = 200$. Esto nos dice que si el coste marginal social y el beneficio marginal social de una unidad adicional de contaminación son ambos iguales a 200$ tendremos un resultado eficiente.
1.4. Soluciones privadas a las externalidades
Según el teorema de Coase, incluso cuando hay externalidades, una economía puede siempre alcanzar un resultado eficiente si los costes de transacción, los costes de negociar acuerdos entre individuos, son suficientemente bajos. A los costes de negociar un acuerdo de les llama costes de transacción.
La implicación del análisis de Coase es que las externalidades no tienen que llevar necesariamente a la ineficiencia, porque los individuos tienen incentivos para alcanzar acuerdos que beneficien a ambos, acuerdos que, a la hora de tomar decisiones, les hagan tener en cuenta las externalidades que generan. Cuando los individuos tienen en cuenta las externalidades en el momento de decidir, los economistas dicen que están internalizando las externalidades. Cuando las externalidades se internalizan totalmente, el resultado es eficiente, incluso sin intervención pública.
Sin embargo, en muchas situaciones que implican externalidades, los costes de transacción impiden a los individuos negociar acuerdos eficientes. Entre los costes de transacción se incluyen los siguientes:
- Costes de comunicación entre las partes interesadas. Estos costes pueden ser altísimos cuando las personas afectadas son muchas.
- Costes de formular acuerdos vinculantes jurídicamente. Tales costes pueden ser altos si son necesarios servicios legales.
- Costes de los retrasos en la negociación .Aunque exista un acuerdo, ambas partes pueden resistirse a alcanzarlo con la expectativa de conseguir unas condiciones mejores, lo que lleva a aumentar el esfuerzo y a aplazar el beneficio.
En algunos casos, las personas encuentran formas de reducir los costes de transacción, lo que les permite internalizar las externalidades. Por ejemplo una casa con patio lleno de basura y la pintura desconchada, supone una externalidad negativa para las casas cercanas, porque disminuye su valor ante posibles compradores.