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A veces los gobiernos intervienen para presionar los precios al alza en lugar de a la baja. Los precios mínimos se han legislado con mucha frecuencia para productos agrícolas como el trigo y la leche, con el objetivo de mantener el nivel de renta de los agricultores.

Un salario mínimo es un suelo legal impuesto al salario, que es el precio de mercado del trabajo.

Exactamente los precios mínimos, al igual que los máximos, se fijan, para ayudar a algunas personas, pero generan efectos colaterales indeseados y previsibles.

¿Un precio mínimo siempre da lugar a un exceso de oferta no deseado? No. Igual que ocurre con un precio máximo, el precio mínimo puede ser no vinculante, es decir, puede ser irrelevante o no efectivo.

Pero suponiendo que el precio mínimo fuera vinculante, ¿que ocurre a ese excedente indeseado? La respuesta depende de la política económica del gobierno. En el caso de los precios mínimos de productos agrícolas, los gobiernos compran excedente no vendido. Como consecuencia, el gobierno se ha encontrado a veces almacenado toneladas de productos. En esos casos, los gobiernos tienen que encontrar la manera de deshacerse de esos bienes no deseados.

Algunos países financian a los exportadores para que vendan, con pérdidas, la mercancía en el extranjero; este procedimiento es habitual en Europa. En Estados Unidos de América se dan los excedentes a las escuelas. Muchos los destruyen.

Cuando el gobierno no está en situación de comprar los excesos de oferta no deseados, un precio mínimo, implica que hay vendedores potenciales que no encuentran compradores. Esto es lo que ocurre cuando se establece un sueldo al salario pagado por una hora de trabajo, el salario mínimo: cuando el salario mínimo está por encima del salario de equilibrio, algunas personas que quieren trabajar, es decir, vender trabajo, no consiguen encontrar compradores, es decir, empleadores que quieran darles un empleo.

6.1. Cómo genera ineficiencia un precio mínimo

El exceso de oferta permanente provocado por un mínimo precio genera oportunidades desaprovechadas, ineficiencias, que se parecen a las generadas por el exceso de demanda resultante de un precio máximo. Estas ineficiencias incluyen una pérdida irrecuperable debida a una cantidad ineficientemente baja, a una asignación ineficiente de las ventas entre vendedores, a la existencia de recursos desaprovechados, a una calidad ineficientemente alta y a la tentación de infringir la ley vendiendo a un precio inferior al legal.

A) Cantidad ineficientemente baja

Puesto que un precio mínimo aumenta el precio que tienen que pagar los consumidores por un bien, reduce la cantidad demandada de ese bien; como los vendedores no pueden vender más unidades de un bien que las que los consumidores quieren comprar, un precio mínimo reduce la cantidad comprada y vendida de un bien hasta un nivel inferior a la cantidad de equilibrio del mercado, causando una pérdida irrecuperable.

Puesto que el equilibrio de un mercado eficiente maximiza la suma de los excedentes del consumidor y del productor, un precio mínimo que reduce la cantidad por debajo de la cantidad del equilibrio reduce el excedente total.

B) Asignación ineficiente de las ventas entre vendedores

Lo mismo que un precio máximo, un precio mínimo puede conducir a una asignación ineficiente, pero en este caso a una asignación ineficiente de las ventas entre los vendedores en lugar de a una asignación ineficiente entre los consumidores.

C) Recursos desaprovechados

También como un precio máximo, un precio mínimo genera ineficiencias por desaprovechamiento de recursos. El ejemplo más claro es la compra por el gobierno de los excedentes de productos agrícolas provocados por los precios mínimos. A veces se acaba destruyendo el excedente de producción lo que es un completo desperdicio, en otros casos el producto almacenado caduca, tal como anuncian eufemísticamente las fuentes oficiales, y hay que deshacerse de el.

Los precios mínimos también causan pérdidas y trabajo. Las personas que deseen trabajar y que pierden mucho tiempo buscando empleo o haciendo colas con la esperanza de conseguirlo desempeñan el mismo papel.

D) Calidad ineficientemente alta

Una vez más igual que los precios máximos, los precios mínimos generan ineficiencia en la calidad de los bienes producidos.

Cuando hay un precio máximo, los eferentes producen bienes con una calidad ineficientemente baja: los compradores prefieren productos de mayor calidad y estarían dispuestos a pagar por ellos, pero los vendedores no quieren mejorar la calidad de sus productos porque el precio máximo les impide recuperar los costes de la mejora. Esta misma lógica se aplica a los precios mínimos, pero en sentido contrario: los oferentes ofrecen bienes de calidad ineficientemente alta.

¿Cómo puede ser esto? ¿No es algo deseable la alta calidad de un bien? Si, pero solo si compensa su coste. Supongamos que los oferentes gastan mucho en producir bienes de alta calidad, pero que esta calidad no es muy valorada por los consumidores, que preferirían recibir el dinero gastado en mejorar la calidad en forma de un precio más bajo. Esto representa una oportunidad perdida: los oferentes y los compradores recibirán bienes de menos calidad a un precio mucho menor.

E) Actividad legal

Los precios máximos crean incentivos a la actividad ilegal. Por ejemplo, en los países donde el salario mínimo es mucho mayor que el salario de equilibrio, algunos trabajadores desesperados por encontrar un empleo aceptan trabajar sin contrato para empresarios que ocultan al gobierno, esos empleos, o que sobornan a los inspectores de trabajo. Esta práctica conocida en Europa como “mercado negro de trabajo” es especialmente habitual en países del sur de Europa, como Italia y España.

6.2. Entonces, ¿por qué existen los precios mínimos?

Los precios mínimos generan efectos colaterales negativos:

  • Un exceso de oferta duradero del bien.
  • Ineficiencia derivada del exceso de oferta duradero y que se manifiesta en forma de una cantidad ineficientemente baja (pérdida irrecuperable), una asignación ineficiente de las ventas entre vendedores, recursos desaprovechados y na calidad ineficientemente alta de los productos que se ofrecen.
  • La tentación de emprender alguna actividad ilegal, especialmente sobornos y corrupción de funcionarios.

Entonces si tienen tantos efectos colaterales negativos, ¿por qué las autoridades siguen imponiendo precios mínimos? Las razones son similares a las de los precios máximos. Las autoridades suelen despreciar las advertencias sobre las consecuencias de los precios mínimos, o bien porque creen que el mercado afectado no está suficientemente bien descrito por el modelo de oferta y demanda o, más a menudo porque no entienden el modelo. Así como los precios máximos se imponen a veces porque benefician a algunos influyentes compradores de un bien, los precios mínimos muchas veces se imponen porque benefician a algunos vendedores influyentes.

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