Durante la Alta Edad Media una gran masa de población estuvo en situación intermedia entre la libertad y la falta de ella, siendo, por tanto, semilibres.
4.1. Los colonos o cultivadores de tierras ajenas
Los colonos eran en principio hombres libres que cultivaban tierras ajenas, y que quedaban en situación muy precaria, adscritos a la tierra, como pseudolibres.
4.2. Siervos y libertos
El grado inferior de la escala social lo ocupaban los siervos que carecían de capacidad jurídica y estaban bajo el dominio de otro que podía disponer de ellos como de cosas.
Aunque por influencia del cristianismo la condición de los siervos había mejorado notablemente, fueron muy numerosos.
La necesidad de mano de obra para cultivar la tierra dio lugar a asentamientos de muchos siervos en el campo (siervos rurales) que quedaron pronto adscritos a la tierra y que podían ser vendidos con el predio. A estos se asimilaron los hombres que cultivaban las tierras de otros aceptando las condiciones que imponía el dueño (que les asimilaba a los siervos), los colonos o siervos de la gleba. Sus condiciones de vida debieron ser similares a las de los encomendados territoriales. Por otra parte, existieron los siervos fiscales, reales o eclesiásticos quienes gozaban de condición de vida mejores que las de algunos simples libres.
Se adquiría la condición de siervo por cuatro causas:
- Nacimiento: la condición de servidumbre era hereditaria.
- Cautiverio: muy frecuente por causa de las campañas militares.
- Deudas comunes que solo se podían pagar entregándose en servidumbre al acreedor, o deudas por causa de delitos.
- Consentimiento voluntario: una espacie de autoventa, como en el caso de la oblación.
La condición de servidumbre tendió a mejorar, en términos generales, en la Alta Edad Media, siendo posible salir de esa situación a través de ciertos mecanismos, como el rescate o la recepción del bautismo que convertían al siervo en liberto.