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3.1. Primera etapa: afianzamiento del sistema liberal

A) Doceañistas y radicales

La crisis de 1808 dividió a las minorías políticas y la sociedad española, en dos bloques de ideología antagónica. De un lado, los absolutistas seguían aferrados al Antiguo Régimen, defensores del poder absoluto del monarca y de la sociedad estamental. De otro los liberales, favorables a los principios de la soberanía nacional y de la división de poderes.

En los años del Trienio se produce una honda escisión en el seno de los liberales, distinguiéndose entonces entre los doceañistas, o defensores moderados de la Constitución de Cádiz y los radicales o exaltados que propugnan un programa revolucionario, destacando así la bipartición liberal.

B) El Partido Moderado

Tras el Estatuto Real y los sucesos de La Granja, el liberalismo español cristalizó en dos grandes sectores, moderado y progresista. Los primeros eran afines al liberalismo doctrinario y defendían que la soberanía residía tanto en la Corona como en las Cortes.

Los progresistas defendían un modelo radical, donde las Cortes asumían en exclusiva la soberanía nacional y donde se negaba a la Corona el poder moderador.

Desde la crisis de 1848 se llamó Partido Moderado al sector político "monárquico-constitucional" y "conservador", que enlazaba con los doceañistas del trienio constitucional.

En él cabe distinguir una corriente de centrismo rígido y dos alas diferenciadas: la llamada "fracción Viluma", proclive a un entendimiento con los carlistas y los puritanos que propugnan eso mismo con los progresistas.

C) El Partido Progresista

La tendencia más radical del liberalismo es encarnado en 1840 en la figura de Espartero.

Sus miembros no llegaron a definir un programa homogéneo, lo que explica la escisión por la izquierda en 1849 del sector que se convertiría en un nuevo partido, el demócrata.

El partido defendió la igualdad jurídica de los ciudadanos, la extensión del derecho electoral, el fortalecimiento de los poderes locales y provinciales, la libertad de imprenta y la libertad de comercio.

Tras el asesinato de Prim en 1870 tuvo lugar un fraccionamiento en dos tendencias: el Partido radical de Ruiz Zorrilla y el liberal de Sagasta. El Partido Progresista, como tal, desapareció.

D) El Partido Demócrata Republicano

En 1849 se proclama la carta pragmática del nuevo Partido Demócrata. En ella se hace referencia a la declaración de los derechos del hombre, donde se integran ahora explícitamente la libertad de conciencia u los derechos de reunión y asociación e instrucción primaria gratuita. En segundo lugar, se hace referencia a la soberanía popular, lo que lleva consigo el sufragio universal, la representación en una cámara, el carácter electivo de ayuntamientos y diputaciones, y el juicio por jurados. Por último, los demócratas propugnan un Estado intervencionista en cuestiones sociales y en el régimen fiscal.

En su seno crecían sin embargo dos corrientes discrepantes sobre la forma de gobierno, la democrático monárquica y la republicana, dividida a su vez esta última entre los que optaban por una República unitaria y los que se inclinaban por el modelo federal.

3.2. Segunda etapa: el bipartidismo de la Restauración

A) El Partido Conservador

Prácticamente sin organización, afiliados ni estructura, el apoyo gubernamental hace posible su triunfo rotundo en las elecciones. El Partido contaba con hombres reclutados entre la burguesía, la aristocracia y altos funcionarios. Al apoyo fundamental de las clases oligárquicas del sur de España, se sumó luego el de las clases medias de otras zonas de la Península. Tras el asesinato de Canovas los conservadores propugnan un programa regeneracionista basado en promover los intereses económicos, eliminar el caciquismo, reformar la administración y organizar la defensa y relaciones internacionales.

B) El Partido Liberal

En el reinado de Amadeo I, se agrupa el llamado Partido Constitucional, compuesto por progresistas de derecha y unionistas de izquierda, defendieron la Constitución de 1869 y aceptaron desempeñar un papel de oposición a la legalidad representada unos años después por la Constitución de 1876.

En mayo de 1880 se forma un directorio presidido por Sagasta, el cual logra la fusión con algunas personalidades y secciones parlamentarias de su derecha. Estamos así ante el Partido Liberal-Fusionista. Ese partido alcanza el poder en febrero de 1881.

En 1885 tiene lugar la definitiva institucionalización del Partido Liberal. Proclaman que la soberanía debía recaer en las Cortes y el Rey, pretenden garantizar una serie de principios como el sufragio universal, los derechos individuales, la responsabilidad de los funcionarios o el juicio por jurados.

C) La aparición de los partidos políticos obreros: el PSOE

En el clima del asociacionismo obrero posterior a la Revolución de 1868, veinticinco personas se reúnen y fundan el primer partido clasista de nuestra historia política: el Partido Socialista Obrero Español. Junto a diversas reivindicaciones laborales, su programa, de neta inspiración marxista, daba cabida a tres pretensiones fundamentales: la abolición de las clases, la transformación de la propiedad individual en propiedad social, y la posesión del poder político por la clase trabajadora.

El partido celebró su primer congreso en Barcelona en 1888. Concurrió por vez primera a las elecciones en 1891, pero ni en esas ni en las restantes de la centuria, consiguió obtener un solo escaño.

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