El acervo comunitario ha venido siendo Derecho aplicado tanto por las instituciones europeas como por los Estados UE; los reglamentos son directamente aplicables por los órganos de éstos y las directivas obligan a los Estados a acomodar a ellas su legislación.
Gran parte del Derecho europeo procede del antiguo Derecho comunitario que resulta cohonestable con el actual Derecho primario de la Unión Europea tras la reforma operada por el Tratado de Lisboa y el TFUE, así como con el Derecho secundario o derivado de las instituciones europeas.
En caso de colisión entre un reglamento UE y el Derecho interno, prevalece aquél, y el incumplimiento de una directiva por un Estado UE faculta a la Comisión para emplazarlo ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea.