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El Principado como régimen de transición entre la República y el Imperio o Dominado romano se organiza y consolida en relación con las siguientes fases sucesivas:

  1. Fase augustea: de la Respública universal a la reorganización imperial. Comprende desde la reforma de Augusto del año 27 a.C. al 117 d.C. con la muerte de Trajano.
  2. Fase adrianea: Comprende desde el emperador Adriano en el 117 hasta el fin del Principado de los Severos en el 162 d.C.
  3. Fase de la crisis: con el imperio de Diocleciano en el año 163 d.C. se impone el absolutismo imperial.

Ni el genio político de Augusto ni el de sus sucesores supo afrontar la cuestión más grave del nuevo régimen: la sucesión. Las creencias tradicionales en el carisma personal y la aversión de los romanos a la sucesión dinástica de las monarquías determinaron que este problema quedara sin resolver y fue causa de situaciones de crisis y de ruptura. En la designación de los sucesores al solio imperial predominó la designación de miembros de las familias imperiales y tuvieron influencia tres formas que prevalecieron en uno u otro momento:

  1. la designación o cooptación de su sucesor realizada en vida por el príncipe, con frecuencia entre sus familiares;
  2. la elección por el Senado,
  3. la aclamación del imperator por las legiones.

Los príncipes acudieron al tradicional sistema de la adopción, utilizado por César con Octavio, pero no siempre la adopción fue refrendada por el Senado o, lo que tuvo más importancia, no en todo caso fue aclamada por las legiones. En las llamadas dinastías que sucedieron a Augusto se plantearon continuas crisis institucionales.

De la denominada dinastía Julia-Claudia, unos príncipes acabaron asesinados por sus familiares o por los pretorianos, como Tiberio, Calígula y Claudio, o terminaron suicidándose, como Nerón.

En los Flavios la elección se hace por la aclamación de las legiones. Así sucede con Vespasiano. A la muerte de Tito es proclamado Domiciano, que también es asesinado. En los Antoninos (Nerva, Trajano, Adriano, Antonino Pío, y Marco Aurelio), que traen la paz y la prosperidad al Imperio, se utiliza de nuevo el sistema de la adopción.

Cuando se sigue el sistema hereditario de padres a hijos sobreviene la crisis y la anarquía. Así, cuando Marco Aurelio designa a su hijo Commodo, este es asesinado debido a su régimen de gobierno tiránico. Didio Juliano compra el Imperio a los pretorianos, que lo habían ofrecido al mejor postor. Por su parte, Septimio Severo es proclamado por las legiones en el Danubio. Tras el asesinato de Alejandro Severo se abre un largo período de anarquía y crisis, que representa el final del Principado.

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