El modelo económico de un mercado competitivo se limita a describir el funcionamiento de un sistema de formación de ciertos precios autorregulados y libres, que por lo demás, y entre partes privadas se ha seguido siempre cuando era equivalente su respectivo poder de negociación. Desde el momento en que dos contratantes inician los llamados tratos preliminares, hasta que se produce el concurso de la oferta y la aceptación, lo normal es que la determinación de la tasa de intercambio, esto es, la recíproca aceptación del precio como medida de equivalencia entre las prestaciones de ambas partes, trate de ir ajustándose en función de tanteos o aproximaciones sucesivas hasta encontrar precisamente el punto de equilibrio en el que sus respectivos intereses confluyen.