Dado que la contradicción entre normas jurídicas consiste en la presencia simultánea, dentro de un mismo ordenamiento jurídico, de dos o más disposiciones que son total o parcialmente incompatibles entre sí, el camino de la superación de las antinomias parece pasar por la neutralización operativa de las que cuenten con menor número de argumentos favorables a su aplicación. Pero, ¿cómo se puede decidir con acierto cuáles han de ser eliminadas?.
Frente a esta situación de incertidumbre, la jurisprudencia y la ciencia del Derecho, a través de una actividad práctica y teórica, han elaborado varias reglas de solución, entre las que destacan por la generalidad de su aceptación:
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La de la posteridad cronológica: "la ley posterior deroga a la ley precedente".
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La de la superioridad jerárquica: "la ley superior deroga a la inferior".
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La de la especialidad en la regulación: "la ley especial deroga a la general".
Ahora bien, no puede negarse la posibilidad de que aparezcan situaciones que parecen estar cerradas a la aplicación de estas reglas, y en estas situaciones extremas, la solución del conflicto ha de quedar en manos del operador jurídico (del juez), quien habrá de resolver en base a consideraciones de justicia y oportunidad.
