El desarrollo del capitalismo en el siglo XX provocó la creación de extraordinarias empresas cuya ciencia organizativa, el management, se ha servido de los principios y experiencias propias de los Estados y, en particular, de los ejércitos.
De todas las grandes organizaciones privadas, las empresas japonesas asumieron con gran fidelidad el modelo de organización de personal cercano al militar de carrera.
La empresa o corporación japones, la Kaisha, cuya eficacia es probada porque sobre ella se cimentó el milagro económico del Japón, tras la II GM, se ajustó a los principios del modelo de función pública más típico de las carreras militares. Estos principios son: la identificación de por vida del empleado con la empresa, la técnica del ascenso fundada ante todo en la antigüedad y la primacía motivadora de los valores espirituales sobre los materiales de las retribuciones.
En todo caso, el nacimiento y desarrollo durante el siglo XIX de un derecho protector de los trabajadores ha tenido como punto de referencia para su progreso alcanzar o, al menos, acercarse, a la inamovilidad propia de los funcionarios y su promoción profesional a través de un sistema de ascensos. Aunque la inamovilidad no ha sido posible alcanzarla en los términos legalmente previstos para los funcionarios de hecho o de derecho es posible introducir un sistema de carrera análogo al que antes existía en nuestro país para los funcionarios mediante la asignación de categorías y la regulación de los ascensos.